La mujer y la magia en el imaginario victoriano
Y un nuevo título en ciernes para Ediciones Aulós
Uno de los iconos de la pintura victoriana es la mujer asociada al mal, fruto de la misógina sociedad inglesa del siglo XIX. En este artículo nos acercamos a las hechiceras, brujas y demás personajes vinculados con la magia que protagonizaron muchos relatos literarios de la época, además de haber servido de pretexto a sus pintores. Para ellos, este icono femenino representaría en muchas ocasiones a la femme fatale.
RESUMEN
En 1848, en el corazón de Londres, un grupo de visionarios artistas, entre los que se destacan John Everett Millais, Dante Gabriel Rossetti y William Holman Hunt, decidieron unir fuerzas para dar vida a un movimiento que prometía revolucionar el arte victoriano: la Hermandad Prerrafaelista. Su objetivo era audaz: desafiar las convenciones de la época retornando a un estilo de pintura que precediera al maestro Rafael, buscando inspiración en los vibrantes y detallados trabajos de los maestros italianos tempranos. Sin embargo, la disolución de la hermandad no impidió que sus ideales e influencias se diseminaran, marcando profundamente el arte británico incluso más allá de sus fronteras iniciales.
La esencia de este movimiento no solo residía en la técnica o el estilo, sino también en la elección de sus temas, frecuentemente extraídos de fuentes literarias, lo que dotaba a sus obras de una narrativa poética y profunda. Esta fusión de arte y literatura se convirtió en una característica distintiva de la pintura victoriana, en la que se exploraban tanto historias bíblicas y shakespearianas como mitos y leyendas, con un enfoque particular en la figura de la mujer fatal. Estos temas, imbuidos de magia y misterio, reflejaban una fascinación por lo sobrenatural y lo mitológico, abriendo el camino a una representación más enigmática y compleja de lo femenino en el arte.
El artículo despliega, además, un viaje a través de obras y artistas que, inspirados por este espíritu prerrafaelista, abordaron la temática de lo mágico y lo místico, desde la mitología griega hasta el ciclo artúrico. Entre hechiceras, sacerdotisas y figuras embrujadas, la pintura victoriana se revela como un espejo de su tiempo, una era de contradicciones donde la seducción de lo desconocido y lo prohibido se entrelaza con la moralidad y los valores de la época. Este recorrido por el imaginario victoriano deja entrever la profunda huella que estos artistas dejaron en la historia del arte, aunque el artículo se guarda los detalles más específicos y sorprendentes de estas obras para mantener vivo el misterio que las rodea.
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